Via MiriamGarcia
lunes, 2 de mayo de 2011
Critica a El Sicario de Dios (Cam Gigandet)
La película El Sicario de Dios (cuyo título original e Priest), llega hasta los cines con la intención de llevarse su parte en el pastel taquillero. Con Paul Bettany liderando el cartel, y repitiendo en un género similar a las órdenes del mismo cineasta: Scott Stewart. El resultado es casi calcado a lo que pudimos ver en Legion. A buen entendedor, pocas palabras bastan.
Ambientada en un mundo asolado por siglos de guerra entre hombres y vampiros. El Sicario de Dios es un sacerdote guerrero que se convirtió en leyenda durante la última Guerra Vampírica, y que ahora vive oculto entre humanos tras las paredes de las ciudades controladas por la Iglesia. Pero cuando su sobrina de dieciocho años de edad es secuestrada por un grupo de vampiros asesinos en los desolados páramos del exterior, El Sicario de Dios rompe sus votos sagrados y se lanza al rescate, decidido a vengarse de los responsables, especialmente de su brutal líder (Karl Urban).
A su cruzada se unirán el novio de su sobrina (Cam Gigandet), un sheriff local y a Sacerdotisa (Maggie Q), una de sus antiguas compañeras de la legión de mata-vampiros que posee habilidades sobrenaturales.
El argumento de El Sicario de Dios procede de un cómic (bastante bueno, por cierto) Pero como toda historia escrita, y más o menos elaborada, cuenta con una notable complejidad argumental que “hay que seguir” para tener en cuenta sus diversas facetas. Este es uno de los flecos en los que Stewart “patina” notablemente dejando un gran número de aspectos no muy prístinos para el espectador relativamente neófito en el género. La acción está garantizada, los efectos especiales (nivel medio) también y a raudales.
El Sicario de Dios quedaría como una película bastante tibia en el género de la acción sobrenatural. Otra vez con la temática vampírica en ristre -muy socorrida, aunque algo más desgastada con el paso del tiempo.
by; cindy
Kellan Lutz asume el papel de padrino en la boda de su hermano
Kellan Lutz demostró este fin de semana que luce increíble con camisa y con un traje elegante, ya asumió el papel de padrino en la boda de su hermano.
Kellan Lutz se vistió formal el sábado para celebrarla boda de su hermano Brandon en la casa de la familia Lutz. Cerca de 100 invitados asistieron a la fiesta para vera Brandon casarse con Sarah Oriolo.
El tic de Robert Pattinson...
Llegó el domingo a Barcelona, venía de Berlín. Ya está volando hacia Londres. Pero no puede hacer turismo. Gritan a su paso. Y Robert Pattinson es tímido, muy tímido. Se protege como puede.
Tiene 25 años y es el actor del momento. El que más fans arrastra a los cines. Una película cambió su vida: ‘Crepúsculo’. De eso hace tres años. Con lo que es y lo que representa, todavía es capaz de no retrasar sus entrevistas en base a sus necesidades y/o caprichos. Si se tiene que quedar sin comer, se queda sin comer.
Y así, sin pegar bocado, ha empezado su encuentro digital. Eran las 15h30 y llevaba desde mediodía respondiendo a preguntas, tratando de conseguir más espectadores para ‘Agua para elefantes’, su última película.
Sorprendentemente, no lleva una corte de asistentes con asistentes de asistentes. Al encuentro solo le acompaña una persona de Hispano Foxfilm, distribuidora de la película. Es Elena Vázquez, con la que tiene evidente complicidad. Está cerca por si necesita algo. Y para controlar el tiempo. La agenda está ajustada al milímetro. Cada minuto de su agenda vale dólares. Muchos dólares.
Respuestas concisas
Lleva una camisa de manga corta sobre una camiseta. Y unas zapatillas sin cordones. Al preguntarle, Robert Pattinson mira a los ojos. Sin pestañear. Al responder, pierde la mirada en un punto. Se concentra en lo que quiere transmitir. Y lo dice, rapidito. Sin perderse en la respuesta.
De vez en cuando, se toca el pelo. Se lo coloca y recoloca. Un mecanismo de defensa convertido en tic. Se toca el pelo cuando quiere ganar tiempo, cuando se siente intimidado, cuando sale el tímido que hay en él.
Lo ha hecho varias veces durante el encuentro digital, pero todavía más cuando ha posado frente a los insaciables fotógrafos en el ‘photocall’. La mano, al pelo. Ahora lo tiene de un extraño color, un rojo que no es rojo.
‘Here, Robert’ (‘Aquí, Robert’) le pedían fuera de la carpa del circo donde ha posado frente a los reporteros, uno de los tres sitios que ha pisado de Barcelona en esta visita fugaz. Los otros dos son el Hotel Arts, donde ha estado recluido, y el Cine Comedia, donde fue el domingo la première a la que acudieron más de 1.000 fans. Algunas llevaban acampadas en la puerta desde el viernes.
Pero ya conocía la ciudad. En Barcelona estuvo viviendo para rodar ‘Sin límites’ (‘Little ashes’), en la que interpretaba a Dalí. Fue el primer papel en el que realmente se metió a fondo, según ha revelado en el encuentro. También ha dicho sin dar rodeos que echa de menos el anonimato, que no deja de escribir canciones, que se ve trabajando en cine desarrollando también otras facetas, que cada vez se ve a sí mismo menos enigmático y que le gusta no hacer nada cuando tiene tiempo libre.
Poco tendrá en los próximos meses porque a la promoción de ‘Agua para elefantes’ (que le lleva ahora a Londres y después a Australia, siempre con el director y con Reese Witherspoon formando troupe), tendrá que sumar el maratón de entrevistas y posados por ‘Amanecer’, la tercera parte de la saga ‘Crepúsculo’, y rodar con David Cronenberg. Que se dice pronto.
“Creo que he tenido mucha suerte”, ha dicho en el encuentro, al preguntarle por el comprensible hartazgo del fenómeno que protagoniza. Jacob, su personaje en ‘Agua para elefantes’, coge un tren (literalmente) que le cambia la vida. Y de un apocado estudiante se convierte en el chico por el que todas suspiran. Hay un momento en la película en que dice “No sé si ese tren me escogió a mí o yo a él”. Pues eso.
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